El F.
C. Barcelona se proclamó ayer justo vencedor de la Copa de Su Majestad el Rey
de Fútbol, tras el partido disputado contra el Atletic de Bilbao al que venció
por 1-3 en un Nou Camp que le recibía como visitante. De esta forma los
blaugranas conquistan su 27ª Copa, circunstancia que le convierte en el “Rey de
Copas” como afirma el diario madrileño As,
cuatro más que su inmediato perseguidor, el ayer vencido (en sus últimas
tres finales curiosamente salieron derrotados los bilbaínos por los culés,
2009, 2012 y 2015).
Para
quienes no estén al hilo de la cuestión, este trofeo se creó en 1903 a raíz del
éxito de la Copa de la Coronación, disputada un año antes. Es el torneo
nacional de fútbol más antiguo de España. Si bien la denominación histórica y
genérica de la competición es la de Campeonato
de España, el título de la competición se ha modificado a lo largo de
los años en función del jefe de Estado español, que es quien otorga el trofeo.
Fue la Copa de Su Majestad el Rey
entre 1903 y 1932, la Copa de Su
Excelencia el Presidente de la República entre 1932 y 1936, la Copa de Su Excelencia el Generalísimo
entre 1939 y 1976 y desde la temporada 1976/77, la Copa de Su Majestad el Rey nuevamente.
La sonora pitada
Seguramente
por llamarse así, por la asistencia del
Monarca español, y por la interpretación del Himno Nacional al ocupar su lugar
el Rey en el Palco –como es costumbre en este campeonato- se produjo una sonora
y espectacular pitada que obviamente se ha convertido en uno de los titulares
más reseñados de las crónicas periodísticas del encuentro de ayer sábado,
después, obviamente, de la propia victoria y del “estratosferismo” de Messi
(palabra que no registra el diccionario,
pero que el argentino va a obligar a introducirla).
No
sabemos cómo va a quedar la acción, pues el Gobierno ayer mismo emitía un
comunicado en el que “condena los
ataques contra los símbolos que representan al conjunto de los españoles, a la
democracia que los ampara y a la convivencia que comparten”. Anuncia para este
lunes la convocatoria de la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la
xenofobia y la intolerancia en el deporte, “con el objetivo de denunciar las
actuaciones inconvenientes y, en su caso, proponer las sanciones que fueran
procedentes en aplicación de la vigente legislación”.
Veremos
entonces si es mejor el remedio que la enfermedad. Pero las instituciones del
Estado no deben dejar pasar esto como una mera anécdota pues es una clara
provocación (además con premeditación) a un himno en el que nos vemos
representados todos. ¡Ojalá! el Gobierno comenzara a preocuparse más por el
buen uso y el debido respeto de los símbolos oficiales, especialmente el de la
bandera, constantemente “vilipendiada” por muchos, entre ellos las propias
instituciones del Estado, las comunidades autónomas, entidades locales,
empresas, comercios y españoles de a pie.
No
obstante, convendría reflexionar, tras hacer referencia a su historia, sobre la
conveniencia o no de que esta competición se llame simplemente de España, y
deje de vincularse al sistema político de turno o a la figura del jefe del Estado.
De esta forma se seguiría el mismo esquema que adoptan la mayoría de los países
europeos. No obstante, ese es un debate que debería acometerse con la calma
debida y que debería afectar a todas las modalidades deportivas que tiene su
propia Copa del Rey.
El protocolo del palco
Es
ya habitual en mí cada año hablar de la cuestión, pero es que todavía me siguen
sorprendiendo mucho las decisiones protocolarias que se adoptan para establecer
la composición de esta zona de honor. En esta ocasión siete fueron los
distinguidos en la primera fila. De izquierda a derecha del Rey, que presidió
como le corresponde, se situaron el Presidente de la Generalitat (puesto 2), el
Presidente de la Real Federación Española de Fútbol (puesto 3), el Ministro de
Educación, Cultura y Deportes (puesto 4), el Presidente del Gobierno Vasco
(puesto 5), y los presidentes del F.C. Barcelona -club creado en 1899- (puesto
6) y del Atletic de Bilbao (fundado en 1898).
Reflexiones
sobre esta disposición. Comenzamos por las positivas: se ha reducido de forma
importante el número de personalidades en esta primera fila con respecto a
ediciones anteriores, reduciéndose a los mínimos imprescindibles. La normativa
vigente para las autoridades se cumplió (Real Decreto 2099/83, artículo 12), pues
se respetó el orden: Presidente de la Comunidad Autónoma donde se celebra el
acto, Ministro y Presidente de otra
comunidad autónoma.
No
podemos decir lo mismo en relación a la precedencia de los presidentes de los
clubes en contienda, ya que tomó mejor posición el catalán frente al vasco,
siendo éste en primer lugar el equipo más antiguo y que además jugaba de
local. Deberían, pues, haberse invertido
los puestos. Sin embargo, entendemos y por eso nos parece adecuado –a veces hay
que hacer estas cosas por pura lógica y para una mayor comodidad de los
protagonistas. Tampoco habría que olvidarse que aunque los azulgranas actuaban
como visitantes, no dejaba de ser su propio estadio, su propio palco.
El
Presidente de la Federación Española de Fútbol, anfitrión del evento deportivo,
cedió su puesto al rey Felipe, y se dispuso a su izquierda, siguiendo así la
teoría clásica de tener a su invitado de honor a la derecha. Sin embargo, no es costumbre en los eventos
deportivos que el anfitrión además de ceder al Jefe del Estado haga lo mismo
con otra autoridad. El Comité Olímpico Internacional y las principales
federaciones internacionales, así como nuestro propio Consejo Superior de
Deportes, dejó establecido como criterio que en los eventos deportivos deben tener
prioridad los representantes deportivos frente a los políticos. De tal forma
que se procura que el lado derecho quede reservado a los deportivos y el
izquierdo a los institucionales. No obstante,
cuando se trata de un encuentro donde compiten dos equipos, en un trofeo
organizado por una federación, que el palco no se divida en su primera fila en
dos partes, sino que haya alternancia, para así dejar separados a los máximos
representantes de los clubes.
Hasta
ahí por lo tanto, nada que objetar más allá de las meras reflexiones. Sin
embargo, uno sigue pensando si es adecuado que en una competición en la que
pugnan dos equipos, sus presidentes se vean superados en precedencia en el
palco por todas las autoridades. Esto es algo que de verdad debería cambiarse,
a favor de una mejor ubicación para los representantes deportivos. No es fácil
bajo los esquemas actuales encontrar soluciones para mejorar los puestos de
éstos, pero quizá sí se hallaran si se adoptaran otros parámetros. Sabemos que
la Casa del Rey es muy prudente en sus decisiones protocolarias y nada
propiciará que pudiera generar el más mínimo descontento institucional. Pero a
buen seguro que al Rey le hubiera gustado tener más próximos a los presidentes
deportivos, los verdaderos protagonistas.
Un
palco debe responder al objetivo del evento deportivo y el protagonismo lo
deben tener sus máximas autoridades (porque los deportistas ya lo tienen en el
campo). El palco debe ser el espejo de lo que sucede en el césped y no un
conjunto de poltronas donde se acomodan las autoridades cuya asistencia se
agradece pero no tanto como para copar las primeras posiciones. Cuando haya ese
cambio de mentalidad en el protocolo institucional y se devuelva el
protagonismo al deportivo, a nadie le extrañaría que el Rey presidiera que a su
derecha estuviera el Presidente de la Federación y a la izquierda como si fuera
un único puesto los dos presidentes en liza, por el orden de antigüedad de su
club en el caso de esta competición. Y el resto de las autoridades a continuación
por su orden. De esta forma veríamos a un jefe de Estado rodeado del “deporte”,
por una parte el organizador y por otra los representantes de los competidores.
Mirar,
por ejemplo, a la final de la Copa del Mundo, donde el presidente FIFA preside,
salvo que acuda el Jefe del Estado anfitrión en cuyo caso se sitúa a su
derecha, o al Presidente de la UEFA presidiendo el palco de las competiciones
que promueve, debiera ser clara referencia para nuestra Federación Española y
para cuantos protocolarios han participado en la cuestión. La Copa del Rey está
muy señalada por llamarse así, pero hay que empezar a acostumbrarse a que los
trofeos sean entregados por el máximo representante de los organizadores (al
menos cuando hablamos a estos niveles;
por otra parte, tampoco compromete a la autoridad). El mundo olímpico lo tiene
muy claro: las medallas las impone un miembro de la dirección olímpica,
acompañado por el representante de la federación internacional de turno, no
dando vela en el entierro a autoridad alguna.
* (Reflexión adicional: ¿tiene qe estar ahí el ayudante militar, apostado tras el Rey en segunda fila? ¿Realmente es necesario que esté y deba acompañarlo a todas partes vestido de uniforme militar? Creo que la Casa del Rey debiera empezar a cambiar esta estética y funcionalidad. Alternativas hay muchas).
La ceremonia de entrega de los trofeos
Ha
habido cambios importantes sobre el ceremonial seguido para la entrega de los
trofeos de campeón y subcampeón con respecto a ediciones anteriores. Se ha
prescindido del tradicional paseíllo de árbitros y jugadores a quienes se les
imponía la medalla correspondiente, finalizando cada equipo con la entrega del
trofeo de subcampeón y campeón a su capitán. Aunque me siguen gustando más las
entregas de copas en el césped, hemos de reconocer que no estaba el Nou Camp
ayer para que descendiera el Rey al campo. Pero de no llevar el nombre de Copa
del Rey, hubiera resultado más lucido y consecuente que la Copa sea entregada
por el Presidente de la Federación en el césped.
Prescindir
del habitual acceso de todos los jugadores tiene sus pros y contra. La parte
negativa, que tiene peso, es la pérdida del protagonismo de quienes durante 90
minutos se dejaron la piel en el campo y que creo debieran recibir la
felicitación de quienes presidieron el evento. De esta forma nos hemos quedado
sin ver la imagen de un Messi, Neymar, Suárez, Busquet, Aduriz, etc… sin
recibir el saludo y felicitación por el hermoso espectáculo ofrecido. A favor,
que la ceremonia se aligera se hace menos pesada.
Poniendo
en la balanza ambas cuestiones, creo que el deporte sale perdiendo con la
opción elegida. Que solo subieran a recibir el detalle de recuerdo el árbitro
principal –sin sus ayudantes-, los dos capitanes vascos y los dos capitanes
catalanes es conferir excesivo protagonismo a personas concretas cuando es una
competición de equipo. Nos ha faltado esa foto del equipo recogiendo del Rey la
Copa. Porque el premio no es para Xavi e Iniesta, sino para todo el colectivo.
Es una cuestión de concepto. De esta forma la “foto” se quedó en la siguiente
imagen:
Claro, nada más recoger el premio tuvieron que salir volando al céspedpara posar con la Copa junto al resto del equipo que esperaba ansioso el momento de tocar el galardón, y que estaba siguiendo la ceremonia como si no fuera con ellos. Ver video resumido.
La
Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA), por lo visto el pasado
miércoles en Varsovia, en la final de la Liga Europa o UEFA Varsovia (la
segunda en prestigio tras la Liga de Campeones de la UEFA), donde el Sevilla
conquistó su cuarta estrella de esta competición, se resolvió de una forma
excepcional, en lo que ayudó una adecuada producción escenográfica preparada a
tal efecto. El Presidente de UEFA (aunque estaba su superior, el Presidente de
la Federación Internacional de Fútbol Aficionado, FIFA) entregó la Copa, vía
capitán, en presencia de todo el equipo ubicado, tras recibir individualmente
las medallas, en la alfombrada plataforma dispuesta por delante del palco. De
esta forma pudo alzarla el capitán rodeado de todos sus compañeros y con las
autoridades de fondo. Un gran rótulo electrónico por delante de ellos
potenciaba el mensaje: “Enhorabuena”. Esa es la filosofía que debe imperar en
eventos de equipo como el de ayer.
Otra
cuestión, además, que me parece importante: el palco de Varsovia no tenía un
cierre por delante, ni sus ocupantes estaban a más altura de quienes recibían el
galardón, lo que facilitó el saludo y un mayor equilibrio de las fotos e imágenes.
¿Por qué tiene que haber una valla o muro entre ambos? Es probable que por
respeto y seguridad tenga que estar durante el partido, pero nada cuesta
retirarla para el momento de la ceremonia, facilitando mayor proximidad de las
autoridades hacia quienes van a recibir su premio.
En
fin, el próximo 6 de junio, tendremos una nueva oportunidad de ver otra
ceremonia de entrega de trofeos con la final de la Champions League, en la que
el Barcelona intentará convertirse en el equipo europeo que haya alcanzado un
triplete en dos ocasiones. Seguro que lo visto en Varsovia se repetirá. Suerte
para los catalanes. Yo no voy a silvar cuando suene el himno del Barça si los
del asturiano Luis Enrique derrotan al Juventus. Como nadie pitó cuando se la
UEFA obsequió oficialmente por la megafonía del estadio con el pegadizo himno
de los sevillistas, mientras estos brincaban orgullosos con su copa y la zona
se cubría de confeti blanco y rojo. ¿No se abusa mucho del confeti? A veces te
quedas sin ver los rostros felices de esos gladiadores que han dejado la piel
en el campo por el preciado sueño hecho realidad de la victoria.
Ver
ceremonia del Nou Camp en: http://www.telecinco.es/copadelrey/Barca-Copa-Rey-Athletic-Messi_0_1995525283.html